Palabras
Hace unos meses, escuché a mi hijo Daniel y a su amigo Bjorn hablar de uno de los niños de la iglesia. Este niño de casi tres años está lleno de energía y siempre quiere imitar lo que hacen los más grandes. Al igual que ellos, juega pesado. La única diferencia es que todavía no mide las consecuencias, así que a veces muerde y avienta cosas. A Daniel le gusta jugar con él, pero a veces se queja y dice que “le choca”. ---Si fuera como Caleb, sería perfecto, ¿verdad?--- comentó Bjorn. Daniel, por supuesto, le dio la razón. No es la primera vez que alguien describe a Caleb de esta manera. ---Mami, ¿por qué están débiles los músculos de Caleb? ---Porque su cuerpo no se formó bien. ---Mifis es perfecto. A lo mejor no es una vida perfecta, pero sí divertida. Y yo creo que su cerebro es más inteligente de lo que creemos porque está tratando de gatear. Son varias las palabras que se han usado para describir a mi segundo hijo. Algunas de ellas son frías e impersonales. Sindrómico ,...